Viaje Al Microcosmos - Virgilio Alejandro Díaz Grullón

El hecho de que tuvo que abrirle un agujero adicional al cinturón para poder ceñí­rselo no le pareció extraño. Tampoco el comprobar que los ruedos de los pantalones le cubrí­an enteramente los zapatos. Pero cuando no pudo alcanzar el tramo superior del armario donde guardaba sus camisas, se dio cuenta al fin de que habí­a comenzado a disminuir de tamaño. Su reducción se verificó en forma absolutamente proporcionada y sus miembros, al empequeñecerse paulatinamente, guardaron siempre una relación armónica entre ellos. Transcurrida la primera semana tení­a ya la estatura de un niño de tres años. Al cabo de la segunda no levantaba más de cinco centí­metros del suelo y a la tercera ya habí­a desaparecido totalmente de la vista de los demás y se adentraba en la región inusitada de la vida microscópica. Continuando su marcha inexorable hacia la infinita pequeñez cruzó indemne el universo de las bacterias, los microbios y los virus, y descendiendo aun más la escala de las dimensiones, penetró luego en la zona de los átomos, donde fue testigo de sordas batallas entre protones y electrones cargados de odios y amores ancestrales. Dejando atrás el terror difuso de pavorosas desintegraciones nucleares, bajó entonces a una región de paz donde la angustia era aún desconocida y donde fue perfectamente feliz porque adquirió conciencia de que la distancia inverosí­mil que lo separaba del punto de partida de su largo viaje lo libraba para siempre del peligro de que algún cientí­fico entrometido lo detectara a través de un microscopio gigantesco y lo trajera de vuelta al horrible mundo de los seres humanos.

-Cuentos Cortos - Virgilio Alejandro Díaz Grullón

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